En nuestro No metas la pata de hoy repasamos algunas de las falsas creencias más extendidas sobre la acentuación.
La Real Academia Española se muestra clara en que tanto minúsculas como mayúsculas siguen las mismas reglas de acentuación.
En su página de consultas hacen hincapié en que nunca hubo una norma en sentido contrario. Consulta su artículo aquí.
Las personas que así piensan argumentan que no poner un acento no compromete la comprensión del mensaje.
Esto no es así, y hay casos muy llamativos.
Algo así es lo que debió pensar la ex concejala de cultura (sí, sí, de cultura) de Valencia cuando, después de veinte años en el cargo, redactó su mensaje de despedida plagado de faltas de ortografía (errores de concordancia, de puntuación, de acentuación, frases incompletas).
Su justificación sorprende tanto como sus errores, ya que señaló que no era un mensaje oficial sino “privado” y hecho “desde el cariño y emoción”.
Lee la noticia completa aquí.
Hace relativamente poco que el periódico EL PAÍS por fin se decidió a dejar de llamarse EL PAIS , sin acento, como nos tenía acostumbrados y se dignó a poner tilde.
Otra falsa creencia que nos impediría diferenciar entre pronombres y bebidas (te/té: Te invito a un té), entre pronombres y verbos (se /sé: Ya sé que se escribe así) Entre conjunciones e interrogativos (que /qué : ¿Qué quieres que hagamos?)
Esta es la llamada tilde diacrítica, aunque el nombre es lo de menos, y no es exclusiva de las palabras de una sílaba, ocurre con muchos interrogativos (Cómo/como, Quién/quien, Cuándo/cuando) y sirve para diferenciar dos palabras que se pronuncian igual.
Tradicionalmente ocurría lo mismo con el adverbio sólo, en el sentido solamente y el adjetivo solo (sin compañía) pero la Real Academia Española decidió eliminar esta tilde, no sin mucho ruido mediático y voces críticas. Aquí os dejamos su explicación.
Valga esta foto como homenaje y reconocimiento al colectivo Acción ortográfica, iniciativa nacida en Quito, Ecuador y que se ha extendido a otros países de habla hispana, cuya finalidad es velar por la corrección ortográfica de nuestras paredes. Más información en este artículo y más imágenes aquí.
Mala cabecera (mala cabeza) para uno de los periódicos de referencia en español.